lunes, 12 de agosto de 2013

Sólo uno...


Y es que Agosto no es desde luego el mejor mes para pescar.

Los ríos andan ya con mermados caudales, aguas calientes, y conociendo los barbos cada una de las imitaciones que les lanzamos. Lo que si está claro es que se han alimentado bien, y lo siguen haciendo, como este gitano que entró sin miramientos a un Hopper Juan color verde/beige.

Esperemos que caiga agua pronto...

domingo, 4 de agosto de 2013

"Torpedos" extremeños


Hacía mucho tiempo que no pescaba en Extremadura, y cuando lo hice fue en busca de basses y lucios. Tenía ganas de volver y pescar a mosca los barbos comunes extremeños, así que me puse en contacto con Carlos para que me acompañase en la aventura. No lo conocía personalmente, si bien soy asiduo visitante de su blog y de sus publicaciones. Su compañía, aparte de necesaria, fue gratificante, siempre presto a la ayuda y el consejo. 

 

 
La verdad es que los inicios de la jornada fueron titubeantes por mi poca pericia en colocar con precisión las imitaciones( la "autoescuela" de lanzado tiene esas cosas) en el lugar necesario...En la boca del pez. No soy muy preciso en los lances tan largos, pues en la zona donde pesco no hay necesidad de ellos, todo lo contrario que en el escenario extremeño, donde no molesta una rama en cientos de metros a tu alrededor, con unas playas amplias y fáciles de caminar; cuando fuí cogiéndole el tranquillo la cosa mejoró...Y de qué manera !!




En la primera sesión de pesca  pude enganchar una par de barbos no demasiado grandes pero que brindaron una bonita pelea, amén de varios que rompieron el bajo, y de innumerables subidas en falso a la mosca, que acababan rechazando tras "darle un lengüetazo como a un chupa chups" pero que te ponían el corazón en un puño al verlos subir. Muy alta concentración de barbos, pero un poco puñeteros para entrar francos a la mosca, que por cierto siempre fue seca, no teniendo que utilizar las ninfas tan necesarias en el sur.

 

Aparte de las roturas, más de un anzuelo sufrió con la pelea.


Tras 5 horas de pesca y un pequeño refrigerio, cambiamos de zona, buscando lugares donde los barbos estuviesen menos "picardeaos"...Y dimos con el lugar. Una locura, que también requirió de un derroche físico intenso por nuestra parte.

A las 15'30 ya estabamos de nuevo caña en ristre y con suficientes montajes, que los ibamos a necesitar, porque con las rocas que jalonaban el embalse eran previsibles muchas roturas, incluso utilizando bajos del 0'25. Aparte de la necesidad de presentar, era casi más importante conducir bien el pez hasta nuestros pies, lo cual fue bastante dificultoso, tanto por las rocas como por el porte de estos torpedos. 

 













Han quedado imágenes en mi retina difíciles de olvidar, lances que siempre recordaré.
En definitiva, una jornada de pesca que sin duda habrá que repetir.

Quiero agradecer a Carlos del Rey el reportaje gráfico realizado, así como su paciencia, ayuda y consejos en esta inolvidable jornada de pesca.