Ya está la pequeña de vacaciones, así que esta tarde hemos sacado el kayak para dar un paseo, sin grandes pretensiones de pesca, por lo que hemos cogido los aparejos de spinning que son los más cómodos cuando vamos juntos.
El tiempo, con ganas de tormenta y una brisa cambiante, no hacía muy cómoda la navegación, siendo difícil mantener una posición y realizar varios lances en el mismo lugar.
No ha sido una tarde productiva, algún bass de medio kilo, algunos pequeños (palmeros, como los llamamos aquí), algún barbo que seguía las rapalas...
Y algún otro que nos ha alegrado la tarde...
Como un bass se ha tirado este torpedo a la rapala imitación de gobio nada más caer al agua. Lance muy cercano a la orilla, en una zona con mucho taraje sumergido.
El susto fue de los de recordar. La loca carrera que comenzó nada más sentirse prendido, hacia el fondo, ya me hicieron pensar en que era un barbo, pero no imaginaba el coloso que tenía al otro lado.
Más de 10 minutos de batalla, con mi hija gobernando el bote, y yo cambiando continuamente de postura por las arremetidas del ciprínido, temiendo una rotura de línea.
Al final fue cediendo en su fuerza y pudimos acercarlo a la embarcación.
Como se puede ver en esta foto, Pilar estaba un poco "asustada" del ejemplar que habíamos subido a bordo.
Y así quedaron las poteras de la rapala tras el combate. De puro milagro no se desprendió.
Tras reanimarlo un poco lo dejamos en libertad, pasando ya a ser uno de esos recuerdos que nunca se olvidan.
No hago más que pensar si lo hubiese cogido a mosca...
