martes, 15 de diciembre de 2009

A por las monteses de Teruel.



Por supuesto que Teruel existe....y es un auténtico paraíso, no solo por sus paisajes, sus gentes, su gastronomía y tantas otras cosas de las que no he podido disfrutar, sino también por ese otro tesoro cinegético que es la cabra montés.

Desde hacía mucho tiempo deseaba realizar un rececho a una pieza emblemática como nuestro macho montés. Un buen amigo me ofreció la oportunidad de realizar ese rececho soñado, siendo nuestro objetivo un selectivo sobre los 6 años.
En compañía de otros apasionados de la caza realizamos esta "excursión cinegética" a más de 800 kilómetros del hogar; una aventura nueva, en territorio desconocido, pero acompañado de buenos amigos, que es como mejor se disfruta de estas experiencias, tanto en la caza como en la pesca. Bien es cierto que he echado de menos a una persona cercana, que hubiese disfrutado tanto o más que yo, sin necesidad siquiera de efectuar un solo disparo. Ya habrá ocasión.

En Jaén me encontré con mi buen amigo Manuel, que venía desde
Huelva. Un desayuno rápido y a seguir hacia Aranjuez, donde nos encontraríamos con Justi, otro miembro de la expedición. A estirar un poco las piernas, un ratejo de charla y seguimos camino hacia Molinos, destino al que llegamos a las seis y media de la tarde del viernes, habiendo saboreado para almorzar un magnífico lechazo cerca de Guadalajara. Por el camino fui viendo referencias a "santuarios" de mi otra afición, la pesca, a los que debo también una visita, como Peralejos de las Truchas, en el Alto Tajo.

Ya en nuestro destino nos encontramos con Pablo y su padre, que habían llegado a media tarde. Efusivos abrazos, a dejar las cosas en el hotel.....y a tomarnos unas merecidas cervezas y una buena cena, charlando (como no) de lo que nos depararía el día siguiente.
La cena se alargó algo más de lo debido, pero ya se sabe que tampoco puedes descansar mucho cuando al día siguiente vas a ir de caza o de pesca. Los nervios y la incertidumbre te atenazan y te impiden el descanso.

Puntualmente a las 8 de la mañana comenzamos el rececho, divididos en dos grupos. Yo cazaría con Pedro, uno de los artífices del evento, mientras que Manuel y
Justi lo harían con Jesús, un joven del lugar, simpático y agradable, que ayuda en la gestión de las monteses.

Fuimos hacia la zona del acotado que pertenece al pueblo de Seno. Magníficas vistas desde lo alto de la cuerda que va paralela a la carretera que une los dos pueblos y que se dirige hacia Castellote. Pero las monteses no daban la cara. Solo al final del rececho vimos unas hembras justo al lado de la carretera. Se nos unieron allí Pablo y su padre, que tenían permisos para cazar dos hembras, y allí las rececharon y abatieron de dos precisos disparos.




















Tras estos lances nos dirigimos a otra zona del acotado, de forma que, además de recechar, pudiésemos conocer parte de las 9000 Has. que componen la zona de caza. Volvimos a Molinos, para coger la carretera que nos llevaría a la "gruta de los cristales", una cueva muy visitada pero que no tuvimos tiempo de conocer.
El cazadero era distinto al anterior, y la población de machos era mucho más patente. En la misma carretera se nos cruzó delante del coche un bonito ejemplar que seguía a unas hembras. A pesar de que el celo había sido tardío y muy corto, aún se veían algunos machos en sus quehaceres
reproductores.
















El macho se dirigía hacia la cuerda de los cortados a nuestra derecha. En esas alturas había además otros de buen porte y alguno que podría tener las características que buscábamos. Oteando las alturas vimos uno perfecto, a 200 metros, que nos observaba. No vi claro el tiro y Pedro, creo que con buen criterio, me hizo desistir de intentarlo. Era un tiro hacia arriba, con un ejemplar que ofrecía un blanco escaso y rodeado de medallables. También es cierto que "asustaba" la distancia, aunque realmente eran solo 200 metros, medidos con telémetro, un tiro normal en esta caza.

Continuamos carretera arriba, a una zona querenciosa para las monteses. En la casa de un pastor abandonamos el vehículo y empezamos otra vez a patear la sierra. Ningún macho se veía por la zona, salvo uno de unos 4 años, solitario y que se lo tragó la sierra, pues no volvimos a verlo a pesar de seguir en su dirección un buen rato. Las vistas desde la cuerda eran espectaculares, pudiendo hacer algunas buenas fotos en la ascensión.

En estas sierras se ven muchas siembras entre los cerros, lo cual explica la buena alimentación de que disponen aquí las monteses, dando unos crecimientos anuales (medrones) espectaculares. Este año por la sequía aún no había brotado el cereal, pero en años anteriores era fácil encontrar en estas zonas una importante aglomeración de cabras, siendo fácil localizarlas.

A pesar de nuestros esfuerzos no pudimos ver ningún ejemplar "tirable", por lo que bajamos hacia el sopié con intención de volver al coche por una senda entre los cortados.








Cerca del coche observamos como un ejemplar nos observaba desde las alturas, y parecía reunir las condiciones para rececharlo. Pero fue un ver y desaparecer , presintiendo quizás que no teníamos buenas intenciones.
En el coche nos esperaba el padre de Pablo, que había bajado un rato antes y que por desgracia había sufrido un esguince grave en el tobillo derecho.
Cuando más tarde llegamos al pueblo no pude vendarle la lesión por haber cerrado ya la farmacia, por lo que solo pudo tomar algún antiinflamatorio que siempre me acompaña, a la espera de llegar a Madrid, donde tuvieron que escayolar la articulación. Percances normales en la caza, pero que por suerte no fue más grave.


Pero sigo con el relato. Al encontrarnos con el padre de Pablo vimos unas monteses ramoneando por una zona ya explorada cuando subíamos. Parecía que esta vez si era factible aproximarnos, pues estaban lejos y tranquilas, contando con la ventaja de tener entre ellas y nosotros un cerrete que nos permitiría acercarnos sin ser descubiertos. Así que manos a la obra. En el grupo estaba el macho que cumplía con nuestras expectativas, así que el pulso ya estaba acelerado. Poco a poco le íbamos ganando distancia, pero traspusieron al otro lado del cerro, por lo que tuvimos que acelerar el paso para intentar cortarles la subida a un cortado más alejado donde iba a ser difícil seguirlas.

Cuando coronamos por donde habían estado las monteses estás habían desaparecido, o eso pensábamos, pues estaban fuera de nuestra vista tapadas por unos pinos a nuestros pies, realmente cerca. Pedro las había descubierto y me indicó que bajara a su derecha y me preparase. Yo seguía sin ver al macho y con dificultades para tener un apoyo con cierta garantía. Sentado y con el codo apoyado en la rodilla vi como nuestro objetivo iba saliendo de los pinos y se colocaba a unos 100 metros en diagonal, dándonos la espalda. Lo metí en el visor, esperando las intrucciones de Pedro. "Tírale ". Monté el pelo del rifle y disparé. "¿Ha caído, Pedro?" "si, seco". Con el disparo había caído tras el pino, por lo que no lo veía, así que me tranquilicé con las palabras de mi acompañante. Bajé un poco y lo vi moviéndose un poco. No dimos un gran apretón de manos y fuimos en su busca. Cuando estábamos a escasos metros del bicho, éste se levantó y pasó por mi derecha. Tras el disparo no había regulado los aumentos del visor, que seguía en 12x, por lo que no podía meterlo en el tubo para rematarlo. Por fortuna el macho de tumbó en unas matas, ofreciéndome un blanco fácil de abdomen, que no desaproveche. Cuando llegamos al lugar observamos como el primer tiro le había dado alto, en la parte baja detrás del cuello. No creo que fuese un calentón de agujas, si bien no estaba muy bien colocado. El trofeo era muy bonito, simétrico, con unas bases gruesas y que una vez en casa dieron 55 cms. de largo cada uno de los cuernos y 23 cms. cada base. La verdad es que sentí una gran satisfacción tras el lance tan bonito que había vivido, si bien algo molesto con un disparo tan mal colocado. Me encontraba henchido de alegría y satisfecho, muy satisfecho.

Mientras tanto, mis dos compañeros de aventura seguían pateando la sierra con Jesús sin haber podido localizar un macho bonito.
Nos fuimos al hostal a almorzar, habiendo ya cumplido mi objetivo. A los postres se presentaron Manuel y Justi que solo querían un bocadillo para seguir en danza. Como ya no tenía que cazar más, Manuel se fue con Pedro, acompañándolos yo, ya descargado del peso del rifle, con la intención de seguir disfrutando del rececho, aunque no fuese el mío.


Al poco rato de comenzar a andar por la sierra vimos un bonito macho con algunas hembras. Parecía cumplir, pero Pedro prefirió seguir recechando, a pesar de que Manuel lo tenía bien metido en el visor.
Un poco más adelante descubrimos a Justi y Jesús, que andaban trasteando por el sopié del monte que estábamos cazando por la cuerda.
Al poco de verlos se levantó delante nuestra un rebaño de machos, todos de buen porte, pero que no nos dio ni tan siquiera la oportunidad de fotografiarlos.

Continuamos recechando y seguíamos sin descubrir el objetivo, porque monteses si que vimos, pero todas con un trofeo muy superior al que perseguíamos.

La tarde iba cayendo y las condiciones de luz iban empeorando. Un poco angustiados por no poder rematar la faena el sábado, y solo con unas horas del domingo por delante para poder cazar lo que tanto habían perseguido, el pastor de la zona nos informó que había visto unos machos cerca de su redil, donde habíamos dejado los coches por la mañana, al lado de donde yo había cazado mi ejemplar.



Hacia allí nos dirigimos y, ya casi de noche, vimos un macho para Manuel y otros dos para que Justi también pudiese tirar. Manuel, tras un soberbio disparo con su nuevo rifle, abatió su ejemplar, si bien resultó ser algo más pequeño que lo que inicialmente habíamos calculado que tendría, pero en esas condiciones de poca luz era difícil hacer una correcta valoración. ¡¡¡ Cuanto nos acordamos del macho que no tiramos por la tarde !!!!.

Por su parte Justi, aunque disparó, no logró cazar ninguno de los dos ejemplares que tenía en su tiradero, pero bien es cierto que su visor no era el óptimo para un rececho, amén de que parecía que no estuviera bien centrado, como pudimos comprobar al día siguiente.

Con la noche cerrada, Manuel cobró su trofeo y volvimos al pueblo a descansar de la paliza que nos habíamos dado. Una cena rápida y a la cama, que yo estaba seguro de dormir como un lirón, como así fue. Mis compañeros, sin embargo, no tuvieron tanta suerte, debido a las "compañías" de las habitaciones adyacentes que no les permitieron un sueño reparador.

Un poco angustiados por el poco tiempo que teníamos para cazar el domingo, por el frío que presagiaba lo que habría de venir tras el fin de semana, y por el malestar físico que sentía Manuel, comenzamos un nuevo rececho con el único objetivo de cazar el macho de Justi y, si lo hacíamos rápido, intentar cazar un par de hembras que también entraban en el lote.

A pesar de que a las 8'30 ya habíamos localizado un macho, la cosa se complicó por no poder abatirlo, pues los disparos de Justi no eran certeros. O altos o bajos, lo cierto es que el objetivo salió indemne. Rápidamente Pedro fué a buscar su rifle al hostal pues el de Justi, como sospechabamos, no estaba bien centrado.
Lógicamente, cambiamos de cazadero, yendo a una nueva localización que ninguno habíamos pisado el día anterior. Nada más llegar un orazo nos estaba dando la bienvenida, pero faltaba por descubrir si estaba acompañado de un congénere algo más modesto. Y allí estaba.

Rápidamente organizamos la entrada, intentando aproximarnos a él por su espalda, de forma que pudiesemos subir hasta su altura por un cerro aledaño no muy alejado, que le permitiese un tiro a unos 200-250 metros, subiendo además por un pinar que nos mantendría a cubierto. Dicho y hecho. Por el cauce de un arroyo, entre unos cortados y fuera de las miradas de las monteses, pudimos colocarnos en una muy buena posición y con un buen apoyo, que facilitase el disparo de un ciertamente desolado Justi. Poco a poco el macho, que estaba justo donde lo queríamos, fué mejorando su posición y después de unos larguísimos minutos de espera fué abatido por un magnífico disparo, efectuado con el .270 de Pedro. Secundó al primero con un nuevo disparo, a pesar de que el primero era de codillo perfecto. Todos dimos la enhorabuena a nuestro amigo, que se encontraba rebosante de alegría. La faena la había rematado a lo grande en un meritorio lance en el que todos fuímos partícipes. Solo restaba cobrar el trofeo, en lo que se tardó una hora larga, pero es que el cobro era complicado. Con los deberes hechos llegamos a Molinos a las 11'30, tiempo de recoger el equipaje y salir zumbando para nuestros destinos, pues la previsión meteorológica avisaba de fuertes nevadas en la zona. De hecho estabamos a -1ºC y algunos montes cercanos amanecieron nevados....y aún nos quedaban 800 Kms. por delante.

Un fin de semana lleno de muchas sensaciones: alegría por mi resultado personal y la "compaña", desasosiego por la incertidumbre hasta el último momento, preocupación por la salud de mis acompañantes, paz por la caza en un marco tan incomparable, respeto por la muerte de tan bellos animales que nos deparan estas jornadas de tanto esfuerzo físico y mental y que son la esencia de la caza, tranquilidad y sosiego por estar inmerso en tanta belleza de la naturaleza.....



domingo, 29 de noviembre de 2009

Tercera de la temporada. Perdigueras 28-11-2009.

Estupendo día de montería en el que, además, los resultados estuvieron a la altura de lo que se esperaba.

Tanto a mi amigo Álvaro como a mí nos tocaron en suerte dos puestos contiguos en una traviesa: puestos 4 y 5 de "Jaroso". Desde que nos bajamos del coche ya íbamos oyendo el tiroteo de los cierres, por lo que apresuramos la marcha.

Mi puesto, el 4 de la armada, en el mismo camino de acceso, tenía un bonito pecho enfrente muy limpio con un arroyón a mis pies, bastante sucio pero con claros que permitían el tiro. No era así a mi espalda, bastante sucio de jaras, tupidas y grandes como árboles. Estaba claro que el tiradero sería de frente y algo menos a mis lados, en el mismo camino a derecha e izquierda, pues no tenía buena visibilidad de los puestos colindantes y estábamos en línea, amén de ser un camino estrecho que poco tiempo me iba a dejar para tirar.
Desde que me coloqué, las carreras de las reses eran continuas. Cruzaron a mi lado varias ciervas que venían del cierre a mis espaldas, pero que solo oía correr tras de mí en aquel mar de jaras .

Poco después de la suelta hay varias ladras enfrente, de forma que veo como se descuelgan cinco cochinos casi seguidos. Primero uno, que se lleva 2 tiros y cruza por el carril pegado a la tablilla del puesto 3, después otro, que se lleva otros dos disparos y que me parece que va a cruzar algo más cerca de mi posición, pero que se hace esperar en su huida. Atento y preparado, pues si cruza más cerca mia lo puedo tirar hacia atrás, sin peligro para el puesto colindante, oigo una ladra justo en el arroyón, por lo que desvío un segundo la mirada, momento que aprovechó el marrano para jugármela, pues cuando volví a verlo ya estaba tapado en el monte. Delante los perros habían levantado una cierva y su cría.

Instantes después vuelven a pasar otros tres marranos juntos por el puesto de al lado, que se llevan unos cuantos tiros, pero se van arroyo abajo a la izquierda del afortunado montero, no hacia mi tiradero, como había hecho su predecesor. Después me enteraría que también se fueron a criar.

Al poco rato veo como a mi derecha, por el claro, baja otro marrano, solitario y sin achuchar por los perros. Va con un trote tranquilo y se dirige al puesto de Álvaro. Oigo un solo tiro y tengo la certeza de que lo ha abatido.

Continua la montería y las ladras se van alejando de mi postura, pero siguen cruzando ciervas por todos lados y el tiroteo es espectacular. Álvaro tira otros dos cochinos a sus espaldas, que veo desde mi posición, y aunque están a tiro, es difícil precisar el disparo por no llevar visor.

Así va transcurriendo la mañana, entretenida y en tensión por la cantidad de reses que hay en la mancha y que son bien levantadas por las rehalas, hasta que suenan las caracolas y nos recoge el postor.

En la junta de carnes hay un plantel muy bueno, con más de 40 reses, con algún venado bonito y alguna que otra boca.

El resto de compañeros no ha tenido suerte, pero todos estamos de acuerdo en que ha sido una muy buena montería aunque la suerte nos siga dando la espalda.

Como anécdota, comentar que una de las rehalas se desplazó desde Galicia, invitada por los organizadores del evento. Lástima no verlos cazar por mi armada, porque debe ser un espectáculo observar cazar estos perros de rastro.

El trabajo de todos los perros fué digno de elogio, pues se les vió trabajar muy bien, peinando perfectamente el monte sin parar un momento y perfectamente sincronizados. Esta claro que el éxito de la montería se debió en gran medida al esfuerzo de unas rehalas tan bien conducidas.



domingo, 1 de noviembre de 2009

Comienza la temporada de caza 2009/2010

Ilusionado he comenzado la temporada de caza, pero esa ilusión inicial se va tornando en decepción, no solo por los resultados, escasos como casi siempre, sino porque además no veo caza. Además, la climatología es realmente adversa: con este calor es desagradable cazar, tanto para perros como para cazadores.

10 de Octubre. Montería en Perdigueras.

Compartimos puesto Álvaro y yo. Siguiendo las nuevas normas de caza en Castilla la Mancha sólo llevamos un rifle, mi Ruger 338. Aburrimiento total y absoluto. No vimos absolutamente nada....pero nada, nada. El resto de compañeros igual que nosotros. Se oyeron muchos tiros y el resultado final no se acercó a lo deseado pero no estuvo mal respecto a otras temporadas.


11 de Octubre. Caza menor en la Sociedad de caza.

La primera salida de caza menor ha sido tras las patirrojas en el coto social de mi pueblo. Solo vimos liebres y un par de perdices, una de las cuales pude abatir. Resultado personal: 1 liebre y 1 perdiz. Entre toda la cuadrilla (7 cazadores) solo cazamos 2 perdices, 6 liebres y 1 conejo. Decepcionante primer día de temporada.


18 de Octubre. Segundo de caza menor en la Sociedad.

Segunda salida: más de lo mismo, calor y escasos y mermados bandos de perdices. Más decepcionante que el primero, aunque se vieron algunas perdices más. Hacía años que no veía una liebre encamada y ese domingo la pude ver. Unos pasos atrás sin perderla de vista, llamada a "Kala" que la levantó y certero disparo. Lo único a lo que disparé ese día.
Insoportable calor, labradíos duros como piedras que tuvieron como consecuencia la rotura de las botas. Segunda decepción de la temporada.
Me hago la firme promesa de no volver a cazar la menor hasta que no llueva.

31 de Octubre. Segunda montería en Perdigueras.

Llenos de ilusión afrontamos la segunda montería de la temporada. En esta ocasión cazamos con el rifle de Álvaro, un H&K en 30.06, turnándonos en la acción de caza cada media hora.

Bonito puesto, con un tiradero amplio, aunque algo sucio enfrente, por donde pensamos que deben entrar las reses si son apretadas por los perros. Una vez realizada la suelta oímos muchos tiros, viendo como un buen venado de salía de la mancha seguido de mucho plomo.....


Poco a poco nos percatamos de que, realmente, estamos "fuera" de la montería. Formamos parte de un cierre de tres puestos en una zona a priori querenciosa para la huída, pero que no está integrada en la mancha que se montea, a pesar de lo cual al puesto de al lado le entró un marrano que se fué a criar.

Al final el resultado fue bueno, aunque los perros, a los que no vimos, dejaron de cazar pronto por el tremendo calor. En total, a las 4 de la tarde, había en la junta 10 cochinos, tres de ellos con buen trofeo, y 7 venados muy bonitos. De nuestro grupo nadie tiró, lo cual empieza a ser demasiado habitual.






jueves, 3 de septiembre de 2009

Una tarde de carpas

Este verano no ha sido prodigo en salidas de pesca. La estancia en la playa y los deberes familiares no me han permitido mojar las moscas...otro año será.
Alguna tarde si que nos hemos escapado a un embalse cercano a casa (en muy buenas condiciones por cierto) sobre todo por la insistencia de la abuela de mis hijas, para llevar a mi sobrino a conocer la pesca. No era por tanto una situación para el disfrute personal sino, como casi siempre, para un disfrute en familia, donde los deseos de los pequeños están por delante de los tuyos.


El grupo de pescadores


El propósito era solo ese: dar a conocer la pesca a mi sobrino, por lo que que una caña por cada uno de los infantes, eligiendo ellos la modalidad de pesca, con flotador o a fondo. El cebo...el más fácil de conseguir: maiz.

Haciendo apología de mi otra afición, tan atacada desde el desconocimiento

No se dió muy mal y conseguimos algunas carpas de mediano tamaño y un barbo. El disfrute de Javi a todos nos llenó de alegría, a la espera de repetir otra tarde en cuanto venga de nuevo por aquí.
Su primera lección: captura y suelta




Incluso hubo tiempo para un reportaje de nuestra acompañante perruna, Kala, que hubo de estar buena parte de la tarde atada dada la afición que tiene al agua.




viernes, 17 de julio de 2009

De "bautizo"

Ayer fué otro de esos días para el recuerdo. Pilar sacó su primera trucha....y a mosca !!!!!!
Es cierto que necesitó algo de ayuda, pero el mérito es todo suyo. Ya tengo una "mosquera" en casa y eso me llena de satisfacción. Además, ya anda pidiendo cosillas para su práctica....que si unas botas para vadear, que si un chaleco.....y habrá que irlas apañando, porque la verdad es que la pesca va calando.


Una tarde muy calurosa, pero que no fué impedimento para acercarnos junto a Juan José al intensivo de Riofrío. Esperabamos estar más tranquilos, pero estaban todos los permisos adjudicados y , por ende, las truchas muy resabiadas y esquivas. Con todo, la tarde no se dió muy mal, sobre todo a J.J. que si que disfrutó de buenas capturas. Solo engañé a una a última hora, tentándolas con una imitación de hormiga negra y que se desanzueló cuando iba a meterla en la sacadera. Estuvieron cebándose en superficie buena parte de la tarde, pero no identificamos que bichillo causaba la excitación que observabamos. El guarda nos sacó de dudas: por sus explicaciones, y a toro pasado, deduzco que eran eclosiones de cénidos. En cualquier caso no llevaba ninguna imitación que se le pareciese, y menos en anzuelos tan pequeños, así que la hormiga fué la opción más "parecida". No volverán a faltar esas imitaciones en mi caja....si saco tiempo para montar algunas.





















martes, 23 de junio de 2009

De pesca por Córdoba

Después de un día de playa con la familia me reuní en Córdoba con unos amigos, practicantes asiduos de la caza, pero esporádicos aficionados a la pesca. Sirvió sin embargo esta pequeña afición como excusa para echar un día juntos. Algo pescamos, aunque la que mejor parada salió fué la perrilla de Victoriano, Turca, que pudo por fin zafarse de esos miedos a las aguas y acabó disfrutando (aunque menos que el dueño) de unos buenos "largos" por el embalse.

No estuvo aburrida la mañana, pues las picadas de carpines y alguna que otra carpa, nos mantenian en tensión.

El embalse ofrecía una imagen muy deslucida, parecía un gran charco en medio de una planicie desértica. Además las aguas estaban muy turbias, aunque se observaban carpas por las orillas y muchas cebándose en el centro del embalse.

Así que nos pusimos manos a la obra, yo pescando con la mosca y mis compañeros de jornada pescando a la inglesa, con asticot y maiz como cebo. A nuestro acompañante animal, además, se le estuvo enseñando a cobrar en el agua, y al final del día su dueño quedó satisfecho de que por fin su perrilla perdiese el miedo al agua y efectuase unos cobros meritorios.

En total se capturaron 15 ó 20 carpas, una de ellas con la caña de mosca, utilizando el quironómido rojo de Picofly, y que trás una brava lucha, de más de 10 minutos, se soltó al acercarla a la orilla.

A eso de las 12, con un calor de justicia, dimos por concluída la jornada de pesca, regando después nuestros resecos gaznates con unas cervezas en un bar del pueblo y, más tarde, con un cochifrito espectacular en el cortijo de la familia de Dani, a quién agradecemos todas las atenciones con las que nos agasajó, incluída la corta visita a esa lámina de agua en esa finca cercana en la que se intuía habitaban buenos basses.


sábado, 6 de junio de 2009

Salvamento piscícola

Ayer por la tarde nos reunimos un grupo de amigos de ACPES con los responsables de la Administración ( Delegación de Medio Ambiente y EGMASA) para realizar un traslado de peces desde unas pozas aisladas, donde habían quedado confinados tras el remonte, hasta un embalse cercano, pues conforme avance el estiaje estos peces corren riesgo de perecer.

La situación no era la más idónea para realizar la pesca eléctrica, pues todavía el volumen de agua era importante y los barbos y bogas encontraban refugio en cuanto nos metíamos en el agua, pero poco a poco pudimos realizar el trabajo. A destacar la gran cantidad de alevines que encontramos en estas masas de agua aisladas.Más adelante, cuando el nivel del agua haya disminuido más, será más fácil su realización. No obstante, entre otras cosas positivas, cabe destacar el "compromiso" de la Administración en la vigilancia de estas pozas.

Este es el reportaje gráfico de lo acontecido.

A. Pardo explicando la organización de la tarea

Una de las pozas

Alex preparando el equipo

En plena faena

Los infantes también aportaron su esfuerzo

Un pezqueñín....o dos

Visita de la Delegada de Medio Ambiente .........

Reunión final, comentando la experiencia