domingo, 4 de abril de 2010

Un duende lejano





Hace poco me propusieron cazar un corzo en Burgos. Nunca he cazado al "capreolus", al duende del bosque, y acepté sin pensarlo dos veces, abusando de la paciencia de mi familia. Tenía la ventaja de tener libre la Semana Santa, fechas en las que se abría su veda y, además, Álvaro quería acompañarme.

Con todos los asuntos familiares "medio arreglados", el Jueves Santo lo recogí en casa a las 5'30 de la mañana, a fin de poder cazar un rato por la tarde. Nuestro destino un pueblo burgalés, cercano a Vitoria, donde nos encontraríamos con otros 3 cazadores que salieron el día anterior. Total, 870 kilómetros de nada que hicimos con
tranquilidad. A las 3 ya estábamos en el alojamiento rural, donde planeamos qué hacer por la tarde.


Tras un pequeño descanso salimos al monte a las 6'30, acompañados de Ángel, conocedor de las sierras, y Manuel, uno de los propietarios del coto. Marcos y Manuel, otros dos cazadores, fueron a campear por otra zona del acotado, a espaldas de la sierra que era nuestro destino. El plan era fácil: hacer una espera en una zona muy querenciosa de los duendes, donde ya habían localizado a dos buenos ejemplares.

Nada más salir del pueblo, y a escasos 10 metros del camino, veo un corzo precioso con dos hembras, pastando tranquilamente. La oportunidad era buena, así que avanzamos unos metros con el coche hasta un recodo del camino para ocultarnos. Nada más bajarme del coche y cargando al arma vemos a un grupo de excursionistas a nuestro encuentro y por detrás oímos el rugir de un quad. Ángel les pide que por favor no se muevan, que vamos a entrar a un corzo. Así que Manolo, Álvaro y yo nos vamos ganando algo de altura para cogerlos a nuestra izquierda. Cuando llegamos al lugar los corzos habían desaparecido. En medio de aquellos prados los vemos alejarse hacia la sierra, buscando refugio en la espesura a la que nos dirigíamos a realizar la espera. Vuelta al coche y continuamos camino. Un problema por cazar en estas fechas vacacionales es encontrar excursionistas por todos lados y que no favorecen precisamente una caza tranquila.

Al llegar, Ángel y Manuel van a las bajeras que quedaban a nuestra derecha, mientras que nosotros subiríamos un poco para quedarnos apostados en la ladera de una garganta, como habíamos convenido. Mientras recechabamos en la subida vimos muchos corzos en las siembras, muy alejados y casi todas hembras. Siembras, por otro lado, que estaban algo atrasadas, no sobresaliendo más de un palmo en los mejores sitios.

Ya colocados al pie de unas encinas empezamos a otear la espesura frente a nosotros, viendo muchas corzas andurrear. Incluso alguna que nos ladró por detrás que nos cogió completamente
desprevenidos. Frente a nosotros, a unos 300 metros tuvimos una hembra casi toda la espera, que no nos detectó y que poco a poco se fue ocultando.
Con la noche cerrada volvimos al coche, donde tuvimos que esperar un buen rato a nuestros
acompañantes y guías, que habían tirado un corzo muy largo y que no pudieron cobrar.
La primera salida llegó a su fin y volvimos a casa, a preparar la cena y descansar. Marcos y Manuel tampoco vieron nada, según nos contaron durante la cena.
Así que tras un rato de charla todos al catre que a las 6'30 se tocaba diana para la segunda jornada, Viernes Santo.

A pesar de las 3000 Has. de acotado y de la variedad de cazaderos preferí volver al mismo sitio que el día anterior, cazando
tranquilamente las bajeras en un sube y baja constante; aquel corzo que nos dio la bienvenida la tarde anterior tenía que estar por allí y ése era ya "mi objetivo".



Poco a poco fuimos ganando altura en aquella mañana desapacible, pues no se veían corzos en los pastos, optando por subirnos un poco e ir haciendo pequeñas esperas.

Poco movimiento durante toda la mañana, solo algunas corzas, ningún macho que diese la cara. A las 11 llamamos a Manuel para que nos recogiese en un punto convenido, informándonos que había tirado un macho muy bonito.
Mientras
esperábamos en una linde no sabemos de donde aparecieron dos corzos, a unos 300 metros y en mitad de los pastos. Me tumbo y veo por el visor que uno de ellos en un macho, pero pequeño y con borra. Mala suerte.
Ya medio congelados apareció nuestro transporte, gracias a Dios. Que mañana tan desapacible.
Un rato de charla con nuestros
acompañantes, arreglar el corzo que Manuel había cazado y de nuevo a casa, donde almorzamos un buen plato de fabada y....a dormir, que estábamos "molíos", sobre todo por el frío. Con lo enemigo que soy de la siesta he de reconocer que sucumbí por el cansancio acumulado y caí en brazos de Morfeo durante un par de horas reparadoras.

A las 5 estábamos de nuevo en marcha. Esa tarde nos iba a acompañar Ángel, pues ya habíamos decidido volver a Málaga el sábado por la mañana,
después de recechar un rato, si esa tarde no cazabamos.

El
cazadero sería cercano a lo ya conocido, pero entrando desde más abajo y desde los límites del coto hacia el pueblo.

A poco de trasponer un cerro aviso a Ángel que hay 3 corzos en una
pequeña siembre a nuestros pies. Cuando los vio dijo que eran 2 hembras y un macho, pequeño y con borra. Tumbados mientras los oteábamos nos sobrevoló un halcón peregrino, espantándonos de allí....precioso el vuelo del peregrino.
Los corzos se habían levantado y
venían hacia nosostros, subiendo poco a poco, ajenos a nuestra presencia. Tan ajenos que pasaron a 10 metros a nuestro lado y no se percataron de nada. Una pena no haber sacado la cámara para grabar su paso.

Continuamos camino y se levantan corzas delante nuestra, pero ningún macho, salvo alguno pequeño y con borra. En una de las paradas un corzo pasa a toda carrera por al
sopié del cerro, lo veo y aviso a Ángel que me confirma que es un buen corzo, así que bajamos a intentar cortarle el paso. No pudo ser, con la marcha que llevaba era difícil que se retuviese un poco y que nos diese tiempo a tenerlo a tiro. Lo que no sabemos es que lo espantó, porque desde luego a nosotros no nos había visto, estábamos muy alejados y en una dirección distinta a la que traía. Seguramente algún excursionista lo levantaría, pues estaba cerca de la carretera.

Otra vez para arriba, a trasponer de nuevo la cuerda del cerro y a dirigirnos a mi cazadero del primer día. Ángel está seguro que un buen corzo está allí.

Eran ya las 7'30 de la tarde y aunque el tiempo había mejorado algo seguíamos sin ver corzos en los prados. Cansados por la "paliza" que nos estaba pegando nuestro guía, hacemos una pequeña espera en la pared opuesta de la garganta donde estuvimos la tarde anterior, viendo de nuevo bastantes corzos en la espesura. Uno de ellos, pequeño y aún con borra, salió del monte en dirección a las siembras, pasando por delante nuestra a unos 200 metros, así que esperamos a que
desapereciese para reanudar la marcha hacia otra postura...y eran ya las 8 y pico de la tarde. Algo desanimados continuamos camino por el borde del prado y veo un corzo tumbado en la siembra. Aviso a Ángel que aún no lo había visto y echo cuerpo a tierra, por que estábamos en un claro del camino, muy visibles si damos un paso más. Me confirma que lo ve bueno, que casi seguro es el del día anterior. Álvaro también lo ve muy bonito, aunque estábamos muy lejos. Casi me hace desistir de tirarle, intentando convencerme de acercarnos algo más dando marcha atrás y entrando por otro lindero que salía donde estaba el corzo, pero me veo con confianza para acertar. A rastras me voy colocando para apoyar el rifle en una mata en el filo del camino. Está lejos, más de 200 metros seguro, pero lo veo muy bien con los 14 aumentos del visor. Monto el pelo y disparo.
"Que tiro....que tiro ", fue lo primero que oí, viendo al corzo inerte enmedio de la siembra. Cuando me giré a Álvaro acercándose para felicitarme por tan bonito lance y certero disparo. Nos fundimos en un abrazo de satisfacción y alegría.




Nos acercamos a verlo, comentando el lance con Ángel. Cuando llegamos al lugar quedé maravillado de la belleza de este animal, por su pelaje, tan liso, tan espeso. Sus cuernos, algo claros aún y limpios de la borra no hacía mucho, no eran espectaculates, pero muy parejos y bonitos.


Esa noche dormí como un bendito, rememorando cada paso de los que dí por aquellas tierras tras este bonito duendecillo.
A la mañana siguiente, volvíamos para Málaga, no sin antes agradecer a Ángel y su familia sus atenciones, su amabilidad.
La lluvia nos acompañó un buen trecho del camino, dejando atrás a unos buenos amigos y unos recuerdos imborrables.

El veneno ya lo tengo en el cuerpo.......

9 comentarios:

  1. Precioso lance y vaya maravilla de duende, no soy muy aficionado a la caza pero con tu gran narración y descripción de los hechos es como vivirlo en primera persona, esto crea afición, sí señor, gracias y enhorabuena.

    saludos

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  2. Ya te lo dije, mi diagnóstico es claro: Capreolusitis Aguda... Jajajaja.
    ENHORABUENA por el corzo y por este pedazo de blog.
    Un abrazo.
    JAVI

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  3. Enhorabuena Doctor !!!!
    Eres un artista , precioso el relato y el corzo
    Un abrazo desde Córdoba
    Rafa

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  4. Gracias a todos.
    La verdad es que es una experiencia inolvidable y las sensaciones son difíciles de plasmar en palabras. Lo he escrito algo aceleradamente por la emoción, nada más volver del viaje, pero sobre todo quería compartirlo con mis amigos.
    Un abrazo.

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  5. Bonito relato, socio, he vuelto a revivir el lance y los días tan buenos que pasamos.
    Las fotos, (las que han salido, jeje..)muy bonitas.

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  6. Ay 'papito', como te he leído ná en el foro, imaginé que en esta tu tasca habrías dejado las sensaciones de tu envenenamiento córcico. Buen relato para un gran rececho con un final merecido. Un abrazo para Álvaro también.

    M.A.C.

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  7. Enhorabueba por el corzo, magnífico relato. Saludos.

    Javier Robles.

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  8. Buenos días

    Sé que no es el lugar oportuno, pero me gustaría que se pusiese en contacto conmigo a través del e-mail: departamento.contenidos@cazaworld.com

    Nos gustaría realizarle una entrevista.

    Un saludo. Muchas gracias de antemano.

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  9. Bonito Corzo, ehnorabuena !!!
    Aquí en Segovia tenemos corzos, aunque no son grandes trofeos...
    te paso alguna foto a tu mail de corzos segovianos y otras... junto a mi blog
    Carlos

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