Encuentro en Espiel

Va convirtiéndose en buena costumbre reservar un día antes de las vacaciones veraniegas para tener una jornada de convivencia entre unos buenos amigos que se ven de cuando en cuando para cazar o pescar y que se conocieron gracias a una web de la que somos asiduos participantes.

En esta ocasión no solo nos hemos reencontrado después de mucho tiempo, sino que también hemos dado la bienvenida a estos saraos a la compañera del bueno de Víctor, Nuria, y al pequeño Miguel, a los que no conocíamos ni Álvaro ni yo.

La jornada ha resultado muy calurosa, y junto al obligatorio madrugón, hemos regresado bastante cansados, aunque el esfuerzo ha merecido la pena. No solo la caza o la pesca (esta última vivida con menos pasión por algunos de los integrantes del grupo) dan sentido a estos encuentros. El simple hecho de charlar en una sobremesa sobre nuestras aficiones o nuestras vidas merecen de vez en cuando estos gustosos y kilométricos "sacrificios".


Respecto de la pesca, la jornada ha sido parca en capturas, pues los basses que esperábamos no han dado la cara, sacando sólo 4 pezqueñines. Las carpas han estado también desentonadas y solo he podido sacar una del agua, soltándose otra cuando la tenía en la orilla.

Si que he comprobado algunas cosas. El bricolaje que realicé en la empuñadura de la dos tramos de línea 7 ha mejorado ostensiblemente el lanzado y la fatiga. Por otro lado, usar un bajo de línea trenzado, al que me estoy acostumbrando estas últimas salidas, mejora mucho la precisión en el lanzado y la posada de la mosca.

La ninfa que monté haciendo pruebas hace unos meses y que utilicé en mi visita a Segovia con tan buenos resultados, sigue siendo muy productiva.