Hay días en los que pescar en soledad se echa de menos.
Hay que "padrear" y dar a nuestros hijos oportunidades de pesca, a costa de nuestro propio deleite, aunque a veces el disfrutar viendo como la afición cala en nuestros vástagos es suficiente pago.
Tenemos que hacer una cura de humildad, y recordar cuando nuestros padres tenían que pasar por el cansino trance de liberar señuelos enganchados, líos en las bobinas.....
Es una buena reflexión, y estoy seguro que a los que somos autodidáctas, nos hubiera gustado vivir esos momentos.
ResponderEliminarEso no hay dinero que lo pague.
Saludos
Gracias por el comentario José, y es que recordaba la "paliza" que le daba a mi padre cada vez que ibamos de pesca.....
ResponderEliminarSaludos.